Friday, January 26, 2007

Chunatros Life



Chuntaros Life

Para el Sr. Flavio Cianciarulo, Charly Velásquez, Alma,
Juancho, Valdivia,
Pekas, Fede, y Huguito Herrera


Decidí salir de la ciudad. A veces el nerviosismo me hace perder la paciencia. Sé del alcohol como despertador de lo más violento de mis habitaciones.
Otras veces olvido lo sucedido la noche anterior. Puede ser el efecto de la paroxetina. No lo creo. Mas bien hay tanta ira para tan poco silencio.
Tomé el autobús a Guadalajara. Con el ojo derecho morado, el armazón de los lentes quebrado.
Una noche antes tenia mil pesos y bebí cerveza con mi contador en la revista oficio. Al llegar a ventanilla y comprar el boleto de salida faltaba mas de una hora para la partida.
Deje mi equipaje encargado y fuera de la central crucé el puente conector de la avenida Colón.
La oscuridad es intensa, el olor a orines corre por las banquetas. Aquí ni los perros beben por temor a enfermar.
Entré en una cantina sórdida, donde las mujeres pelean por sus compañeros de baile, y si te descuidas puede tu cartera cambiar de dueño.
Compré una cerveza oscura de media.
Sentado al derredor de la pista charlaba animado con una mujer.
Beber es saber no detenerse. Cansado de hablar de lo mismo con la chica con cara de hastío, faltando menos tiempo para salir de la ciudad, cambie de antro.
Fui al Flamingos, ahí es donde mis amigas prostitutas siempre tienen crack para fumar. Transitando entre las mesas encontré a la Caballito.
Le propuse comprar un doscientos e ir a un cuarto a fumar.
“Solo eso”, me advirtió. De acuerdo estuve. Ella es muy delgada y en la cama no es la gran maravilla, lo hace como debe de ser.
La Caballito caminó entre las mesas y volvió con la mercancía.
“Listo, vamonos”
En el centro de Monterrey caminas entre los puestos de los vendedores ambulantes y justo, donde menos lo esperes, entre las paredes se abren dos huecos.
Ahí es donde duermen ellas. Ahí es donde trabajan. Ahí es donde la vida se detiene. Vienen a cobrarte y te entregan un cobertor y un condón.
Les apuntan a ellas la hora de entrada y tienen una hora para desocupar la habitación.
El autobús puede esperar unos minutos, creo.
Traemos un bar de botes de cerveza. Les hace unos cuantos hoyos y deshace un cigarro. La habitación se llena de nuestras ansias. Pero hoy no dudamos de lo inhalado.
Me dejé caer en la cama, disfrutar de mis sentidos.
Después de eso, ignoro cuando salió la Caballito.
Cruce el puente como pude.
Me negaron subir al autobús por encontrarme en estado inconveniente.
El guardia de seguridad me aseguraba ser hermano de Claudio Suárez. Sí, del Emperador, del ex Capitán de la Selección Nacional.
Reasignaron mi salida dos horas mas tarde. Claudio Suárez siempre fue un buen central, eso lo admito, pero su hermano llevaba una macana, eso lo hace más peligroso.
Llegaría más tarde de lo esperado a Guadalajara.